TRAMA
Bajo la lluvia de un Bilbao que se prepara para un nuevo invierno, se encuentra el corazón de un hombre resentido y lleno de dolor. Un hombre con una sola razón para vivir: la venganza. Una venganza que planeó durante años tras las rejas de una prisión, cuando la mujer a la que amaba más que a su propia vida le traicionó y acabó con todo su mundo.
Ahora él acabará con el suyo.
Para lograrlo está dispuesto a poner en riesgo su recién conseguida libertad, la nueva vida que se está forjando con esfuerzo y hasta el poco corazón que ella le dejó en pie y al que sólo siente latir cuando la tiene cerca.
Lo que no sospecha es que el arrebato con el que le bulle la sangre cada vez que la ve no lo provoca sólo el odio que asegura sentir por ella, sino otro poderoso sentimiento al que ni el rencor más profundo conseguirá jamás extinguir.
OPINIÓN
Hace cuatro años... Mikel Arteaga lo tenía todo: un hermano pequeño al que adorar, un trabajo apasionante, una vida holgada y estable... y, lo más importante de todo, una mujer maravillosa a la que amar con todas las fuerzas de sus entrañas. Ane Zabalegui se había convertido, desde el mismo instante en el que posó los ojos en su figura, en el eje de su existencia.
Vivía para verla cada sábado.
Existía para amarla... para tocarla...
Respiraba para oler su aroma a azahar.
Veía para adorarla con los ojos.
Ane había traído la dicha más absoluta a un corazón que pensaba que ya había amado con anterioridad, pero que, si bien lo había hecho, desde luego no había sido con la intensidad y el abrumador anhelo con el que la quería a ella. Ane era como un fogonazo que alumbraba la morada de su alma, un ángel que dejaba caer estrellas encendidas para que iluminaran cada recóndito recoveco de su corazón.
Y de repente... de la noche a la mañana... todo se derrumba: su hermano, su trabajo, su vida,... y ella. Ane. Su más anhelado amor. La verdad más absoluta, y al mismo tiempo, la mentira más grande de su vida. Su traición destroza cada milimétrica parte de su cuerpo, cada sueño, cada realidad, cada respiración, cada aspecto fútil y no tan fútil de lo que él consideraba su felicidad. Y junto con el robo de su libertad, ya no le queda nada... nadie... absolutamente nada más que un caparazón vacío que se llena de odio y rencor, y que se alimenta de ello para seguir viviendo.
Hoy... cuatro años y un mes después... las rejas más reales de su encierro quedan atrás... aunque todavía quedan esos barrotes invisibles que ha erigido a lo largo de todos esos años en los que ha estado preso. Sabe que nunca va a poder derribarlas, están demasiado cimentadas para poder lograrlo. Hay demasiado dolor; demasiado rencor; demasiado odio. Y es este odio el que arde con la fuerza absoluta del infierno; el que lo mantiene vivo, despierto; el que hace latir su corazón; el que le da la energía necesaria para afrontar cada nuevo día.
Un odio y un rencor alimentados por todo el amor que en el pasado fue capaz de sentir por esa mujer sin corazón, su Ane. Un odio y un rencor que le van a llevar a clamar su venganza, pero que si no anda con prudencia, puede apagarse y hacer renacer un amor que juró no volver a sentir jamás por ella... si es que alguna vez llegó a extinguirse.
Al fin y al cabo... tanto el amor como el odio son las dos fuerzas de la naturaleza más contraproducentes e intensas de la vida... y la línea que los separa es tan delgada y tan fácil de traspasar como perder el control de las mismas... Es por eso que lo que empieza siendo una relación de necesidad, pasa a convertirse con el paso del tiempo, con el paso de las miradas, con el paso de las caricias... en la vivificante manera de encontrar la felicidad que hace que vivir merezca la pena.
Hacer una crítica perfecta de un libro perfecto es una tarea inequívocamente imposible, pero suplo la perfección con el corazón, que es el órgano que ha latido y sentido sin parar en cada una de las líneas de "Antes y después de odiarte".
Bajo la lluvia de un Bilbao que se prepara para un nuevo invierno, se encuentra el corazón de un hombre resentido y lleno de dolor. Un hombre con una sola razón para vivir: la venganza. Una venganza que planeó durante años tras las rejas de una prisión, cuando la mujer a la que amaba más que a su propia vida le traicionó y acabó con todo su mundo.
Ahora él acabará con el suyo.
Para lograrlo está dispuesto a poner en riesgo su recién conseguida libertad, la nueva vida que se está forjando con esfuerzo y hasta el poco corazón que ella le dejó en pie y al que sólo siente latir cuando la tiene cerca.
Lo que no sospecha es que el arrebato con el que le bulle la sangre cada vez que la ve no lo provoca sólo el odio que asegura sentir por ella, sino otro poderoso sentimiento al que ni el rencor más profundo conseguirá jamás extinguir.
OPINIÓN
Hace cuatro años... Mikel Arteaga lo tenía todo: un hermano pequeño al que adorar, un trabajo apasionante, una vida holgada y estable... y, lo más importante de todo, una mujer maravillosa a la que amar con todas las fuerzas de sus entrañas. Ane Zabalegui se había convertido, desde el mismo instante en el que posó los ojos en su figura, en el eje de su existencia.
Vivía para verla cada sábado.
Existía para amarla... para tocarla...
Respiraba para oler su aroma a azahar.
Veía para adorarla con los ojos.
Ane había traído la dicha más absoluta a un corazón que pensaba que ya había amado con anterioridad, pero que, si bien lo había hecho, desde luego no había sido con la intensidad y el abrumador anhelo con el que la quería a ella. Ane era como un fogonazo que alumbraba la morada de su alma, un ángel que dejaba caer estrellas encendidas para que iluminaran cada recóndito recoveco de su corazón.
Y de repente... de la noche a la mañana... todo se derrumba: su hermano, su trabajo, su vida,... y ella. Ane. Su más anhelado amor. La verdad más absoluta, y al mismo tiempo, la mentira más grande de su vida. Su traición destroza cada milimétrica parte de su cuerpo, cada sueño, cada realidad, cada respiración, cada aspecto fútil y no tan fútil de lo que él consideraba su felicidad. Y junto con el robo de su libertad, ya no le queda nada... nadie... absolutamente nada más que un caparazón vacío que se llena de odio y rencor, y que se alimenta de ello para seguir viviendo.
Hoy... cuatro años y un mes después... las rejas más reales de su encierro quedan atrás... aunque todavía quedan esos barrotes invisibles que ha erigido a lo largo de todos esos años en los que ha estado preso. Sabe que nunca va a poder derribarlas, están demasiado cimentadas para poder lograrlo. Hay demasiado dolor; demasiado rencor; demasiado odio. Y es este odio el que arde con la fuerza absoluta del infierno; el que lo mantiene vivo, despierto; el que hace latir su corazón; el que le da la energía necesaria para afrontar cada nuevo día.
Un odio y un rencor alimentados por todo el amor que en el pasado fue capaz de sentir por esa mujer sin corazón, su Ane. Un odio y un rencor que le van a llevar a clamar su venganza, pero que si no anda con prudencia, puede apagarse y hacer renacer un amor que juró no volver a sentir jamás por ella... si es que alguna vez llegó a extinguirse.
Al fin y al cabo... tanto el amor como el odio son las dos fuerzas de la naturaleza más contraproducentes e intensas de la vida... y la línea que los separa es tan delgada y tan fácil de traspasar como perder el control de las mismas... Es por eso que lo que empieza siendo una relación de necesidad, pasa a convertirse con el paso del tiempo, con el paso de las miradas, con el paso de las caricias... en la vivificante manera de encontrar la felicidad que hace que vivir merezca la pena.
Hacer una crítica perfecta de un libro perfecto es una tarea inequívocamente imposible, pero suplo la perfección con el corazón, que es el órgano que ha latido y sentido sin parar en cada una de las líneas de "Antes y después de odiarte".
Podría recaer en los tópicos al decir que es un libro precioso. PRECIOSO. Y lo voy a hacer. Es más, es la más pura y verdadera evidencia. Pero es que incluso con esa expresión estaría quedándome corta, ya que pienso que no existen palabras con las que alcanzar a expresar, mínimamente, todo lo que me ha hecho sentir la segunda y más esperada novela de Ángeles Ibirika. Pues... ¿qué palabra puede expresar aquello que sobrepasa lo "intenso"?, ¿qué término es capaz de recoger incluso las sensaciones menos comprensibles para uno?
Hablo de esos vocablos que te ayudan a expresar una emoción que va más allá de la razón, de la comprensión, de la certeza, de lo que nos es conocido... Hablo de ese mundo desconocido en el que anhelas perderte; en el que te dejas tus sueños, tus fantasías;... Hablo de todo lo que puede hacerte sentir una novela de las características de "Antes y después de odiarte"; única, personal y mágica donde las haya.
Que un libro te haga sentir algo así es un encantamiento, un embrujo, un hechizo. Un sueño en el que no hace falta cerrar los ojos. Ya lo hizo con "Entre sueños" y se reitera nuevamente con "Antes y después de odiarte". Porque Ángeles tiene algo, imposible de manifestar mediante palabras, que te roza el corazón y te lo cimbra. Es como un aleteo, fuerte como el sonido de las olas cuando se estrellan contra las rocas, y sin embargo, delicado como la caricia de una mariposa que te acaricia el corazón dejando estelas de brillante colorido por él. Posee esa habilidad innata para arañar la superficie, ahondar en el interior y ofrecer los sentimientos desnudos. Tal y como son. Sin adornos, sólo con el engalanamiento necesario que ya poseen los mismos.
Sus historias siempre tienen mucha fuerza, mucha vida. No te hace falta bajar los párpados y dejar de ver para que una sucesión tras otra de imágenes se abra paso en tu mente. Desde el mismo punto en el que empiezas hasta el gran final, cada escena desfila por tus ojos de una forma tan real que incluso aprecias los colores de la ambientación, los sonidos más imperceptibles, las miradas más veladas.
Lo pensé en su momento y ahora vuelve otra vez a mis pensamientos: esta ESCRITORA (con palabras mayúsculas), de alguna manera, ha reinventado la novela romántica contemporánea. La ha hecho suya. Ha expuesto su sello, su estilo y sigue fiel a él. Y orgullosa tiene que estar de ello, porque es una distinción que la hace inconfundible y que ya la ha asentado en el mercado español (y que lo hará también en el resto del mundo si le dan la oportunidad).
Escribe con finura, con elegancia, con sensibilidad. Ingredientes suficientes para encongerte el alma, para hacer de "Antes y después de odiarte" una delicia para los sentidos... la respuesta a todos los sueños románticos... el deseo expresado de cómo nos gustaría que nos amaran hasta el fin de nuestros días...
Mikel y Ane nos embarcan en una historia capaz de dejar por los suelos docenas de las que ya hemos leído y no han sabido introducirse en nuestro corazón. No quiero desmerecer ninguna, porque todas tienen su valor; pero es obvio que hay relatos que nos hacen estallar de felicidad y relatos que nos dejan indiferentes. "Antes y después de odiarte" se engloba dentro del primer grupo; el problema es que no sólo estallaríamos de felicidad, sino que tendríamos la constante sensación de poder tocar el cielo a manos llenas.
Es cierto que la trama comienza siendo ligeramente densa. Las primeras 80 páginas te ofrecen el comienzo de una historia de la que no se desvela mucho, únicamente un Mikel demasiado torturado y angustiado, y una Ane a la que todavía no tenemos la oportunidad de conocer realmente bien. Esta parte, hasta que tiene lugar el primer encuentro, te hace morderte las uñas impaciente, esperando, anhelando ese encontronazo a partir del cual todo comienza a adquirir una intensidad brutal y el corazón empieza a latirte a toda velocidad. No quiero desvelar mucho, pero tengo que reconocer que nunca te esperas qué es lo siguiente que va a pasar, ni mucho menos el final con el que te vas a encontrar.
Así pues, tras ese esperado reencuentro, lleno de emoción y tensión, todo lo que va aconteciendo hasta el final te atrapa de una manera tan absorbente que pierdes la noción del tiempo y del lugar. Y la culpable de anular tu realidad hasta tal extremo es la autora, quien emplea dos factores vitales para lograrlo:
1) Los personajes.
Una de las razones por las que la calidad de sus obras son indiscutibles es que Ángeles crea personajes que dejan de serlo para convertirse en personas. Lo consiguió con Jon y Beatriz en "Entre sueños", y no podía ser de otra manera con Mikel y Ane.
Puede ser por diversas razones: su maduración como escritora, el dramatismo que tiene esta novela y que no tenía "Entre sueños",..., pero el caso es que en "Antes y después de odiarte" el efecto es muchísimo más visible. Ha habido momentos en los que hubiera jurado que Mikel y Ane existían de verdad, que podía tocarlos, que podía sentirlos, que podía hacerme con su dolor, y hasta con ese amor torturado que sienten el uno por el otro.
Es difícil lograr vivificar seres que habitan la mente de una... fácil hacerlo en los pensamientos de la creadora, pero complicado cuando se trata de hacerlo con personas que no conoces...
Y, sin embargo, aquí los tenemos...
Mikel... un hombre complejo, atormentado, cambiado por las circunstancias de la vida... Cínico. Resentido. A veces algo brusco e hiriente. No es perfecto, ni pretende serlo; pero a pesar de todo, es tan humano, tan fácil de querer,...
El odio que se ha forjado en su interior a lo largo de los cuatro años que ha estado preso roza la obsesión, hasta el punto de gobernar su vida convirtiéndolo en el esclavo caparazón que lo contiene. Clama venganza con una sed de quien lleva días y días sin beber un sorbo de agua.
Hay algo que dice en un momento dado de la novela que te deja sin aire por la carga de significado que tiene... y que te acerca un paso más a esa comprensión personal que se crea entre el lector y el personaje: "Cuando la veo y la odio, me odio menos a mí mismo y casi me siento bien." Ahí es donde te das cuenta de que el odio que siente es su tortura personal, porque realmente el rencor que siente recae sobre su persona y no sobre ella, aunque hay instantes en los que realmente parece que la odia y que ningún amor puede sustituir ese sentimiento.
Y Ane... dulce, apacible, sencilla, encantadora, algo retraída,... Formar parte del cuerpo de policía no parece ir con su personalidad; no obstante, al mismo tiempo, dice mucho de ella. Es un personaje que está tan bien trabajado como Mikel, con un gran peso en la trama, pero que se sitúa un escalón por debajo de él. Hay que recordar que la debilidad de Ángeles son los personajes masculinos... esos incomprendidos que muchas autoras relegan al olvido pero que ésta rescata y les da el lugar que se merecen.
Otro punto a destacar... los secundarios: Rodrigo, Carlos, Bego y, en menor dimensión, Lourdes. Vitales, necesarios. De gran valor porque enriquecen la trama y dan pie a posibles historias paralelas que culminen en el mismo final feliz de los protagonistas. Aunque Ángeles no lo hace, o al menos, de forma evidente. Deja una puerta abierta a la imaginación, esa misma puerta que emplea a la hora de describir a todos los personajes que conforman el libro, con los cuales te marca una pauta pero te deja libertad para que tu mente trabaje el resto.
Tampoco me quiero olvidar de añadir un aspecto que sorprende al igual que agrada en sus obras, y es que para la autora no hay malos malísimos. Por supuesto que tiene personajes a los que llegas incluso a detestar, pero antes de llegar al final del libro siempre te muestra que cada acción desacertada tiene detrás su porqué, cada actitud equivocada nace por algo justificado. Una muy buena lección de lo que es la realidad, debo añadir.
2) Su capacidad de análisis y diferenciación...
... otros dos factores vitales que la hacen grande de verdad...
Su capacidad de análisis ya la he mencionado al principio de la crítica. Volvería a repetirme si dijera que tiene una capacidad impresionante para desnudar el alma de sus personajes. Mikel es claro ejemplo de ello. Si después de leer esta novela, no terminas enamorada de él, no puedo imaginar qué otro personaje masculino podría hacerlo.
Y luego está su capacidad de diferenciación. Si esperas leer otro romance más, olvídate, porque vas a encontrarte con algo muy diferente a lo que estamos habituadas.
No encontrarás peleas ni trifulcas tontas. No. Ángeles no es de esas. Es única. Porque si te tiene que dar amor, te da amor puro y duro. Si te tiene que dar odio, te da odio puro y duro. Y si te tiene que exponer la crudeza, lo que encuentras es crudeza pura y dura. Lo que ves es lo que hay. Y punto.
Y pese a lo que parezca, ésto no tiene precio. No disfraza las verdades, ni las mentiras. No adorna lo "crudo" con palabrería romántica. Te habla con contundencia, con veraz escrutinio; y es ahí donde reside el verdadero valor de la novela, porque le aporta profundidad, firmeza, un toque amargo pero dulce a la vez. Riqueza. Sensibilidad. La electricidad que fluye en el amor.
Todo es justificado. Nada viene porque sí. Es la habilidad de la autora, sabe cuándo es adecuada cada cosa; cuando una situación requiere amor, odio, venganza, traición, o lo que sea que se tercie. Nunca encontrarás algo que realmente no viene al caso. Y lo más asombroso de todo es que le nace del corazón, se nota cuando escribe, cuando analiza los sentimientos, cuando baña a sus personajes con una personalidad única y especial, cuando redacta las palabras que destilan de los labios de Mikel y Ane, palabras que se sumergen en tu mente para apropiarse de ti y te emocionan.
Hay un trozo en concreto que ha sabido ponerme la piel de gallina, una parte del prólogo que para mí adquiere un significado bestial y con el que creo poder demostrar que todo lo que he expuesto nace por una razón verdadera:
"Ahora vivo en un cuerpo sin alma.
Ahora vivo tan solo porque respirar no requiere de mi esfuerzo.
Ahora vivo porque el dolor me destroza cada día pero nunca termina de matarme.
Ahora vivo únicamente para volver a verla. Para arrancarle del pecho su corazón despiadado y negro. Para precipitarla a la misma agonía que ella fraguó para mí.
PORQUE, AUN A MI PESAR, ELLA CONTINÚA SIENDO LA ÚNICA RAZÓN DE MI EXISTENCIA."
Bien, si eso os ha puesto los pelos como escarpias, os ha dado que pensar, os ha emocionado, os ha enternecido,... y mil cosas más, NO PODÉIS dejar pasar la oportunidad de leer "Antes y después de odiarte", una novela que resume la esencia del amor, del odio, del dolor, del miedo, del rencor, del cariño, de la amistad, y de todo lo que es importante en la vida. Una novela que realmente te demuestra que, efectivamente, siempre puede haber un antes y un después del odio; pero nunca del amor, porque cuando se ama de verdad, no hay antes ni después que valga. Cuando se ama del modo en el que lo hace Mikel, este amor es para siempre.
Para terminar, quiero mencionar algo que dice Ángeles en la contraportada de su libro:
"Mi gran reto es emocionar con mis historias, conquistar la complicidad del lector. Conseguir que se sienta tan unido a los personajes, que tras meses de haber cerrado el libro se pregunte, de vez en cuando, qué habrá sido de ellos tras superar tantas calamidades."
Con el corazón en la mano, cielo, te puedo decir que tu reto es, hoy en día, una realidad. Yo y, hablo con conocimiento de causa, varias lectoras más, nos hemos preguntado a menudo que es de Jon y Beatriz (sobre todo de Jon, para qué vamos a engañarnos). Ahora también se van a unir Mikel y Ane, a los que ya queremos, y ojalá se unan nuevos personajes a las que conocer y cogerles cariño de tu mano.
Millones de gracias. Gracias por ser cómo eres (conocerte en persona ha sido todo un regalo). Gracias por escribir como lo haces, con esa elegancia, con ese tacto, con esa pasión de quien adora un verdadero romance. Gracias por hacerme sentir y disfrutar como lo haces con cada nueva novela. ¡Gracias!
CALIFICACIÓN
10