domingo, 11 de marzo de 2012

Hada Fitipaldi en Besos Voraces



Como bien dice la sinopsis, Mikel sale de la cárcel al comienzo del libro, después de cuatro largos años de encierro. Un encarcelamiento que ha conseguido cambiarlo, y matar un poco todo lo que era; pero que sobre todo ha hecho crecer en su interior un sentimiento de venganza hacia la culpable de sus años en prisión. La mujer que le consiguió robar el corazón, ahora solo es merecedora de un odio atroz por su parte, por destrozar sus sueños y por causar la muerte de la única persona de su familia que le quedaba.

Mikel no dudará en trazar un minucioso plan para hundir la vida de Ane. Aunque no es capaz de mantenerse alejado de ella, y su ansia de venganza puede más que él, queriendo ver como la hunde desde cerca. Lo que no sabe Mikel es que los últimos cuatro años de Ane tampoco han sido un camino de rosas. Y lo que aún menos sospecha, es que hay sentimientos tan fuertes, que ni el odio más radical puede apagar con su heladora caricia.

Compré esta novela ya que, cómo alguna vez he dicho, tengo un reto personal de leerme al menos una obra de todas las autoras españolas de romántica que me sea posible (aunque los juveniles también me tiran, ya lo sabéis). Y la verdad es que su lectura me ha resultado deliciosa. Pero os explico los motivos. Al principio me pareció que quizás la obra era de un ritmo un poco lento, pero conforme he ido avanzando en la lectura, me he dado cuenta que el ritmo tiene una cadencia pausada que es muy agradable. Es una historia que se va cociendo a fuego lento, sin hacerse pesada en ningún momento.

Ángeles tiene una buena capacidad de destripar los sentimientos de cada uno de los personajes, haciéndolos cercanos y accesibles, de forma que nos imaginamos muy bien como son. La cartera de personajes que utiliza no es muy extensa, y eso hace que cada uno de los que aparecen tenga su importancia.

Centrándonos en el protagonista, Mikel, es un hombre destruido por su estancia en prisión, por esos años sin poder saborear ni un momento de libertad. Se refugia en el tabaco para dejar su mente en blanco (un rasgo que le caracterizará mucho a lo largo de la obra), pero la intensidad de sus sentimientos no le dará tregua. Ha sido un hombre atractivo, inteligente, artista y encantador, pero ahora no sabe ver nada de eso, o más bien quiere huir de todo lo que fue, aunque todas esas cualidades siguen estando. He de destacar lo bien que la autora describe la desolación que la cárcel ha producido en el protagonista, los sentimientos desgarradores que producen la falta de libertad y el encierro, que tan bien se reflejan en Mikel.

Ane es una mujer torturada, con el corazón roto tras lo que ocurrió, y con un sentimiento de culpabilidad que le aplasta día a día. También sufre un cambio radical en su vida. Rodrigo es el amigo que acoge a Mikel cuando sale de la cárcel, y es un personaje lleno de sensibilidad y lealtad que me ha encantado. No puede evitar enamorarse de Bego, amiga íntima de Mikel, enamorada a su vez de éste, que nunca lo ha abandonado en su encarcelamiento, y que guarda la esperanza de que Mikel rehaga su vida con ella. Y por último destacaría al comisario, cuyo papel me ha gustado mucho, aunque a veces hiciera algunos actos cuestionables, pero creo que en su lugar cualquiera los habría hecho. Y Lourdes, compañera de Ane, cuya personalidad conocemos un poco menos, pero que también tiene su importancia en la obra.

Para no destripar más la novela, deciros también que los diálogos me han gustado mucho, mantienen la tensión y saben ser lo duros o sensibles que tienen que ser. Nunca desentonan en la boca de cada personaje. Y el final es estupendo.

En definitiva, una obra con un ritmo pausado y armonioso, con unos personajes muy bien delineados y cargados de sentimientos, donde el amor, el odio y la venganza se nos presentan a flor de piel, y en toda su intensidad. Con el punto justo de introspección, diálogo y desarrollo de la acción, dentro de una prosa deliciosa.

Os dejo el enlace al primer capítulo y blog de la autora pinchando AQUÍ.

¡Besicos ricuras, y gracias por pasaros!